Calaveras y huesos cruzados: Carmen de Burgos y las fotografías de nuestra masonería
/Las impresionantes fotografías de logias que fueron utilizadas por el franquismo para su feroz represión, muestran la fortaleza de nuestra masonería. La gran Carmen de Burgos (Colombine) fue una de las más importantes masonas al frente de la Logia Amor
Junto a la bandera de la Cruzada de Mujeres Españolas podían verse varias enormes coronas de flores. Por supuesto, estaba la de su familia y del Partido Republicano Radical Socialista, al que pertenecía, pero junto a esta la de la Logia Amor, a la que pertenecía «Colombine», así como las palmas de las tres logias que componen el triángulo masónico y unos vistosos ramos de colores alegóricos del Gran Oriente. El acto tuvo lugar en el cementerio civil el 9 de octubre de 1932, donde a su alrededor se sucedían las tumbas y monumentos funerarios repletos de simbología masónica. Poetas, políticos, filántropos y artistas de todo tipo junto a un muro que, en poco más de cinco años, sería uno de los lugares de las ejecuciones y fusilamientos. El fascismo perseguiría con saña a la masonería, hasta el punto que en el archivo de la llamada «Causa General» se suceden las decenas de fotografías de supuestos masones utilizadas por el franquismo para su persecución.
Muchas, sin embargo, retratan instantes de la vida cotidiana, como charlas, reuniones o simples fotos de amigos y amigas que fueron tachadas de «contubernios». La Causa general instruida por el Ministerio Fiscal sobre la dominación roja en España, conocida abreviadamente como la Causa General (CG), fue un extenso proceso de investigación impulsado por el ministro de Justicia franquista, Eduardo Aunós, tras la guerra civil, mediante Decreto de 26 de abril de 1940, con el objeto, según su preámbulo, de instruir «los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja».
LAS GUERRAS DE COLOMBINE
«Un año antes de su fallecimiento fundó la Logia Amor nº1, de la que era Gran Maestre y dependiente de la masculina Mantus»
Carmen de Burgos era célebre por su defensa de los derechos de la mujer, su ferviente actividad a favor del librepensamiento y la denuncia. No dudó incluso en ir hasta Marruecos para visitar a las tropas españolas. No lo hizo como un acto en defensa de aquella estúpida guerra, sino para mostrar su apoyo a la carne de cañón de mandos y políticos, el proletariado español que se batía y moría sin saber exactamente la razón. El viaje se produjo tras el desastre del Barranco del Lobo en el Rif en 1909, mientras trabajaba como corresponsal de guerra del diario El Heraldo de Málaga. Una vez de vuelta a Madrid, publicó el artículo «¡Guerra a la guerra!», la frase célebre del anarquismo, en el que defendía a los pioneros de la objeción de conciencia. Un año antes de su fallecimiento, aunque ya pertenecía a la masonería, fundó la Logia Amor nº1, de la que era Gran Maestre y dependiente de la masculina Mantua (era imprescindible que toda logia femenina fuese patrocinada por una logia masculina), y que pronto contó con sucursales en varias ciudades del país.
Había sido iniciada en la masonería por sus amistades en una época en que era muy frecuente que el mundo del arte y la literatura estuviera fuertemente conectado con el mundo de las hermandades. Sin embargo, fue su íntima amiga, la portuguesa Ana de Castro, también feminista y también masona, quien la inició en los misterios de la Orden.
A su alrededor tenía el ambiente necesario para su conversión, como reflejó en un esbozo autobiográfico publicado en Prometeo: «Me crié en un lindo valle andaluz, (...) En esa tierra mora, en mi inolvidable Rodalquilar, se formó libremente mi espíritu y se desarrolló mi cuerpo. Nadie me habló de Dios ni de Leyes y yo me hice mis leyes y me pasé sin Dios. Allí sentí la adoración al panteísmo, el ansia ruda de los afectos nobles, la repugnancia a la mentira y los convencionalismos...».
LA LOGIA AMOR
«Tras su fundación, entre los actos que organizó destaca la conferencia que impartió en su local nada más y nada menos que Henry Bergson»
Entró en la Logia Amor el 2 de diciembre de 1931, poco antes de morir. Entre las mujeres que también entraron en la Orden estaban su hija María Álvarez de Burgos, su hermana Catalina, Gloria Carbonell, Mercedes Fernández, Elena Fojó, María Gutiérrez, Eulalia Tabada, Jane Blanc, Blanca Alonso, Rosario Cuartero, Ana Fiorini, Mª Teresa Guinle o la famosa Hildegart, entre muchas otras. No tuvo una gran longevidad. La guerra, lógicamente, acabó con esta, pero unos meses antes ya languidecía por problemas económicos.
Pero tampoco perdió el tiempo. Tras su fundación, entre los actos que organizó destaca la conferencia que impartió en su local nada más y nada menos que Henry Bergson, escritor, filósofo y Novel de Literatura en 1927, y que dio cuenta una revista librepensadora y masónica como Latomia (1933) a través del testimonio de Hildegart: «El triángulo simbólico de la masonería, "Libertad, igualdad, fraternidad", cuyos tres lados—proponía con singular acierto el H. Bergson en una conferencia que tuve el singular placer de escucharle en la Logia Amor—podrían rotularse con la declaración de "Justicia, Paz y Solidaridad", se sustituye por tres términos, no ya de concordia, sino de rencor: "Revolución Social", "Dictadura del Proletariado", "Lucha de clases", y tiene su exponente en la famosa "Carta de los Derechos del Proletariado", cuya paternidad se achaca a Lenin, no sabemos si con justicia. Se ha desnaturalizado el concepto del "Hombre" para escindir en clases de un lado al trabajador, merecedor de todos los derechos, que ejercerá por la dictadura sobre las otras clases vencidas, y de otro, a burgueses y capitalistas». Incluso Bergson pertenecía al comité de redacción de la revista, como figuraba en esta misma. Por entonces cada semana se hablaba de las ideas del filósofo, se publicaban reseñas de sus conferencias o se debatía en los periódicos. En España Bergson estaba de moda. Unamuno discutía sobre su pensamiento, lo mismo que Pío Baroja. La charla tuvo lugar al poco de fundarse la Logia Amor.
Estas imágenes, pertenecientes al Centro Documental de la Memoria Histórica, son una selección de las existentes en el archivo que se incorporó a la Causa General. En estas vemos a distintas logias, entre centenares que existían en tiempos de la República en nuestro país, durante actos de hermanamiento o funerales, en concreto aparece una hermosa imagen de la tenida fúnebre por la inolvidable Colombine.