Bajo el signo de la Cruz Psíquika

GENESIS P-ORRIDGE, SUMO SACERDOTE DEL TEMPLO DE LA JUVENTUD PSÍQUIKA. «COMPRAMOS ESTE HERMOSA VELA EN BARCELONA, DURANTE EL RODAJE DE CATALAN CON DEREK JARMAN». RECUERDA JORDI VALLS (VAGINA DENTATA ORGAN).

¿Qué tienen en común el accionismo vienés, la psicodelia, los cultos carismáticos, el videoarte y las teorías sobre el control social de William Burroughs? El Templo de la Juventud Psíquika, la sociedad oculta que Genesis P-Orridge fundó en 1981 con el objetivo de liberar los poderes que residen en la mente humana, propuso una relectura moderna de la magia, y en particular de la Magia del Caos.


En palabras de Simon Reynolds, «si con Throbbing Gristle habíamos contemplado el horror hasta el punto de quedarnos paralizados, Psychic TV buscaba soluciones más prácticas para el mismo problema». Perseguían el ideal alquímico que concebía la Magia como una intersección entre el Arte y la Ciencia; como un vehículo para transformar la Realidad. «De hecho, una de las razones por las que decidí terminar con TG fue la necesidad de hacer de la magia y el chamanismo el eje central de mi música y de mi arte», reconoció el propio Genesis P-Orridge.

Para ello decidió rodearse de su propio rebaño de inadaptados sociales y almas descarriadas. «Estaba preparándome para los exámenes de acceso a la universidad cuando Genesis me llamó por teléfono. Durante una temporada formé parte de su séquito de colegiales pervertidos», recordaría años más tarde Geoffrey Nigel Laurence Rushton, más conocido por su alias artístico John Balance. Por aquel entonces operaba desde la periferia musical con Stabmental, fanzine de culto de la escena industrial británica, y aquella era la oportunidad que esperaba para realizarse como artista. «¿Cómo iba a decirle que no? Me pasaba el día masticando hongos alucinógenos en el patio del recreo». Para un chaval obsesionado con las visiones marianas y el martirio de los santos, aquello fue lo más parecido a una revelación.

Los hechizos psicodélicos, las ceremonias sexuales y las teorías conspirativas hicieron del Templo de las Juventudes Psiquikas un sueño húmedo para seguidores de William Burroughs y Aleister Crowley

Más que una canción, ‘Message from the Temple’ debe interpretarse como el manifiesto fundacional del Templo de la Juventud Psíquika: «Enfocad vuestra voluntad en hacer realidad vuestros deseos y descartad lo irrelevante. Los escépticos dirán que no creen en el funcionamiento del proceso psíquico. Pero funciona. Y es la llave de nuestro templo». Si leemos entre líneas, el proselitismo del Templo urgía a desbaratar las jerarquías preestablecidas a través de la performance colectiva. Al abrazar la imaginería de las logias, Thee Temple ov Psychick Youth adquirió un componente místico en el que la cábala, los hechizos psicodélicos y las ceremonias sexuales se fundían (y confundían) con una retahíla de teorías conspirativas que lo convirtieron en un sueño húmedo para seguidores de William Burroughs y Aleister Crowley. Y de paso, cuestionó la legitimidad de ostentar el poder basándose en símbolos milenarios, ya sean estos religiosos o políticos, sintetizados en la Cruz Psíquika: un icono que, junto con el número 23, al que se le atribuyen poderes místicos, presidiría cada uno de sus lanzamientos. El objetivo era explotar la carga contracultural del sociópata como agente revolucionario: «Aproveché cuanto estaba en mi mano para transmitir lo que yo sentía como el siguiente paso inevitable de la cultura popular: la exploración y creación de un alma en la inconsciencia de la música rock».

GENESIS P-ORRIDGE Y PETER SLEAZY CHRISPOPHERSON POSAN JUNTO A SU EJÉRCITO DE DILDOS MÁGIKOS EN 1983. (FOTOGRAFÍA PROMOCIONAL DE SOME BIZARRE RECORDS).

«Psychic TV se follan a la industria discográfica»

Uno de sus principales aliados, Stephen John Pearce tenía veintiún años y ya firmaba contratos millonarios con su propio sello discográfico, Some Bizarre. «Desde el lanzamiento de Soft Cell, Stevo tenía a toda la maldita industria del Reino Unido comiendo de la palma de su mano —recuerda Richard H. Kirk de Cabaret Voltaire— Era un cabroncete que disfrutaba jodiendo a los peces gordos con las técnicas de negociación más delirantes que puedas imaginar». En cierta ocasión, invocó al mismísimo Maurice Oberstein, jefe supremo de la CBS, con un ritual en Trafalgar Square para cerrar la firma de un contrato. Pero su estrategia promocional con Psychic TV merece ser recordada como la mayor provocación de todas, al enviar dildos de veinte centímetros a todas las oficinas del gremio. Sobre la superficie rugosa podía leerse, como si fuera un sigilo grabado con una cuchilla de afeitar: «Psychic TV se follan a la industria discográfica».

Aparentemente el conjuro surtió efecto y garantizó la grabación de Dreams Less Sweet (1983). Unas 30.000 libras del presupuesto fueron a parar a los bolsillos del físico argentino Hugo Zuccarelli, inventor del complejo sistema holofónico utilizado ese mismo año por Pink Floyd y que se basaba en una técnica de grabación por exposición múltiple. Creando un patrón entre el sonido original y una señal digital de referencia inaudible, se generaba una nueva onda de tal realismo que algunas personas aseguraban haber olido a fósforo al escuchar el sonido de una cerilla encendiéndose. Algo así como el 3D aplicado al sonido.

CORTE TRANSVERSAL DE UNO DE LOS PROTOTIPOS DE “MICRÓFONOS” DISEÑADOS POR HUGO ZUCCARELLI.

«Aproveché cuanto estaba en mi mano para transmitir lo que yo sentía como el siguiente paso inevitable de la cultura popular: la exploración y creación de un alma en la inconsciencia de la música rock»

El sistema de Zuccarelli venía avalado como el colmo de la excentricidad en materia tecnológica. En lugar de micrófonos, la señal de sonido era absorbida por una especie de maniquí que imitaba el cuerpo humano. En una entrevista a NME, Stevo resumió el funcionamiento de aquel sorprendente artilugio: «Inspirado en los reptiles, que escuchan a través de sus estómagos porque no tienen oídos. La réplica de Zuccarelli reproduce las condiciones acústicas exactas de nuestro organismo y en el interior de las cavidades corporales, teniendo en cuenta la corriente de nuestros fluidos. ¡Hasta tiene pelo! Imagínate, ¡un micrófono que es más humano que los propios humanos!». Naturalmente, el costosísimo prototipo fue sometido a todo tipo de vejaciones por Genesis, hasta el punto de ser víctima de los ataques de un perro de presa o arrastrado a las cavernas subterráneas que los ocultistas del siglo XVII utilizaban para sus sacrilegios. Con la excusa de la grabación de una sofisticada batería de efectos de sonido para el álbum, lo rociaron de keroseno y le prendieron fuego; introdujeron los restos en un ataúd y lo enterraron. Todo quedó convenientemente registrado en el disco.

Para el general Sternwood, uno de los personajes de El sueño eterno de Raymond Chandler, las orquídeas «dan asco. Se parecen demasiado a la carne humana, y emanan la fragancia podrida de la corrupción». Si hacemos caso a Stevo, el primerísimo plano de una orquídea con el estambre anillado sustituyó al retrato de los genitales perforados de Genesis en la portada de un disco en sintonía con las alegorías botánicas de Robert Mapplethorpe. «Fue una salida elegante de última hora para evitarnos quebraderos de cabeza innecesarios. Personalmente me parece mucho más evocadora, sexy… y carnívora». ¿Qué mejor carta de presentación para un disco de lo más siniestro, donde las melodías bucólicas ceden paso a las abstracciones de ruidismo y spoken-word alienista? La perturbadora letanía de ‘In the Nursery’ se lleva la palma evocando las bacanales en las que presuntamente se veían envueltos los acólitos del Templo de las Juventudes Psíquikas en su sede del East End londinense: «No existe el tiempo en la enfermería; ni el pecado, ni la penitencia».

El espectáculo sentó como un tiro al Consejo de Administración de RTVE, y los representantes de Alianza Popular y Convergència i Unió pusieron el grito en el cielo ante el desfile de crucifijos con cabezas de cerdo y capuchinos sadomasoquistas

En el auge de su popularidad, Psychic TV acaparó los titulares de medio mundo gracias a la colaboración del inclasificable artista catalán Jordi Valls, el hombre tras el monstruo bautizado como Vagina Dentata Organ: «Una noche, a altas horas de la madrugada, visité el estudio donde PTV estaban grabando su segundo disco. Había un corte que no tenía letra y Genesis estaba demasiado cansado, así que me preguntó si podía escribir algo. En dos minutos tuve a punto una acerca de un accidente automovilístico que casi me costó la vida en la Costa Brava. La grabamos en una sola toma». Así nació Catalán (1984), una herejía surrealista que se quedó fuera del disco, pero que protagonizaría uno de los mayores escándalos públicos en relación con el grupo, salpicando al ente público televisivo español. «No sabíamos muy bien qué hacer con aquella grabación, pero varias semanas después la TVE nos invitó a filmar una especie de recreación onírica de mi accidente dirigida por Derek Jarman en Cadaqués, con el mismo vehículo del accidente, ocurrido hacía un par de años. Localizamos el coche en un desguace: todavía conservaba rastros de sangre en su interior».

Se desató el caos. Al día siguiente, fuimos el blanco de la prensa española»

El videoclip, emitido en un programa especial de La Edad de Oro, ejemplifica el componente vanguardista y contestatario de cada uno de los implicados, apostando por un cruce bastardo de André Bretón, Luis Buñuel y Salvador Dalí y conjurando imágenes de impacto al amparo de la Transición. Algunas de ellas tan incendiarias como la Virgen de Montserrat siendo azotada a latigazos o el cadáver de Valls cubierto con una senyera. Aquella emisión del 16 de octubre de 1984 pasó a los anales como un auténtico tour de force con el que PTV consiguió aunar cada una de sus vertientes, del directo al multimedia. El espectáculo, plagado de simbolismos paganos y parafernalia eclesiástica, sentó como un tiro al Consejo de Administración de RTVE. Los representantes de Alianza Popular y Convergència i Unió pusieron el grito en el cielo ante el desfile de crucifijos con cabezas de cerdo y capuchinos sadomasoquistas, acusando al programa de Paloma Chamorro de «profanación de los sentimientos religiosos» y de conducta anticonstitucional.

Como colofón, la primera (y única) comparecencia en vivo de Valls, escenificando su Music for the Hashishins: «Realicé el performance con la ayuda de un emulador musical —que tocaba puros gritos y ruidos de perros en pleno acto sexual— y en compañía de una jauría de pastores alemanes asustados, que lloraban por las esquinas del escenario. Mientras tanto, yo destruía tres grandes cuadros pintados por Francesc Casademont —un artista catalán muy famoso—, valorados en más de un millón de pesetas cada uno. Acuchillé las pinturas con dos largas cimitarras de hierro, con muy buenos resultados, porque detrás de esas pinturas estaban escondidas varias bolsitas de sangre, que salpicó todo el escenario. Se desató el caos. Al día siguiente, fuimos el blanco de la prensa española». Tras varios meses de incertidumbre, el programa fue cancelado por más que el Tribunal Supremo reconociese, nueve años más tarde, que no se había incurrido en delito alguno.

«Es lo que tiene acostumbrarse a los márgenes de la legalidad; que tarde o temprano, bajas la guardia»

A medida que el subversivo binomio PTV-Temple Ov Psychick Youth iba sumando adeptos, aumentaron las suspicacias de sus detractores y los tabloides británicos se frotaban las manos esperando a destapar cualquier indicio de prácticas satánicas o desviaciones sexuales para emprender su particular caza de brujas a costa de la música industrial. Tanto Genesis como su compañero Peter Sleazy Christopherson se habían acostumbrado a vivir bajo el punto de mira de Scotland Yard desde los tiempos de COUM Transmissions, pero la vorágine de creatividad que se habían autoimpuesto con comenzaba a pasarles factura. Antes de que la cosa terminase por írsele de las manos, Sleazy abandonó el proyecto junto a su pareja, John Balance, con quien compartía una enfermiza fijación por la obra de pictórica y filosófica de Austin Osman Spare, para firmar su debut como Coil. «Es lo que tiene acostumbrarse a los márgenes de la legalidad; que tarde o temprano, bajas la guardia», lamentó Peter Sleazy Christopherson cuando el 3 de septiembre de 1991, coincidiendo con el día del decimosexto aniversario de Throbbing Gristle, se procedió al desmantelamiento de la Iglesia de las Juventudes Psíquikas como medida de prevención.

Al año siguiente, la policía irrumpió en el domicilio familiar de Genesis P-Orridge para llevar a cabo un registro ilegal, aprovechando su ausencia por motivos laborales. En la operación se incautó el grueso del archivo audiovisual que documentaba dos décadas de febril actividad artística. Tras ser puesto a disposición de un tribunal, el material fue considerado «obsceno e ilegal» y se cursó una orden de búsqueda y captura en base a una acusación de pederastia y abusos sexuales sin fundamento jurídico alguno. Más que suficiente para obligar a Genesis, su mujer y sus hijas a exiliarse en Estados Unidos, donde entraron en contacto con la vieja guardia lisérgica –Timothy Leary les acogió en su casa– y el mismísimo Anton LaVey, líder de la Iglesia de Satán. Como suele decirse: cuando se cierra una puerta, se abre una ventana.