Dead Kennedys, H. R. Giger y la maldita obscenidad

En 1985, la ponderosa e influyente Parents Music Resource Center (PMRC), fundada poco antes, demandaba cada semana a músicos y artistas de todo tipo por obscenidad. Como celosos guardianes de la moralidad americana, veían en el rock and roll un foco de desviación social. Dead Kennedys, una de las bandas de punk / hardcore más conocidas de entonces, con cada disco que publicaba, aumentaba su provocación contra las autoridades y grandes personajes del país: sus letras eran mordaces y brillantes en una subversión que incluía una música rupturista y valiente.

Dead Kennedys (Getty Images)

Dead Kennedys (Getty Images)

Frankenchrist salió aquel año y lo que prometía era mucho más. Rechazaba la guerra, la hipocresía de los defensores de la guerra, las atrocidades de su país librando mil y una guerras por el dinero y el control. Todo fue bien hasta que en diciembre de aquel año, una adolescente compró el disco y este cayó en manos de su madre que, escandalizada, escribió a la prensa y a la PMRC. El disco, según esta, era alarmantemente «obsceno». Cuando la enésima carta llegó a la Fiscalía de Los Ángeles, esta tomó cartas en el asunto y demandaron a la banda. El problema, sobre todo, venía por la ilustración del famoso H. R. Giger, célebre desde el éxito de la primera saga de Alien (1979), titulada «Work 219: Landscape XX» (también conocida como «Penis Landscape»), que fue incluida como póster desplegable en el disco. La ilustración mostraba una sucesión de imágenes de penes. Biafra adoraba a Giger e incluso había viajado para poder conocerlo ese mismo año. 

Biafra, en el centro, junto a Giger a su derecha. En el otro lado, Chris Stein.

Biafra, en el centro, junto a Giger a su derecha. En el otro lado, Chris Stein.

H. R. Giger y su «Work 219: Landscape XX» (también conocida como «Penis Landscape»)

H. R. Giger y su «Work 219: Landscape XX» (también conocida como «Penis Landscape»)

Jello Biafra y los demás integrantes de la banda, junto a compañía y distribuidores fueron penalmente procesados (Ruth Schwartz, dueño de Mordam Records, el distribuidor Steve Boudreau y Salvatore Alberti, dueño de la fábrica de prensaje del vinilo). El juicio tuvo una gran repercusión. Biafra afirmó que la policía había registrado su casa.

Biafra hablando con la prensa durante el juicio por obscenidad

Biafra hablando con la prensa durante el juicio por obscenidad

Año y media después, en agosto de 1987, el jurado absolvió a la banda y demás procesados e incluso alguno de sus miembros, en privado, pidió a Biafra que le firmase el polémico póster. Sin embargo, el disco fue baneado por muchas tiendas de discos, temerosas del poder y maquinaciones de la PMRC.