El grupo punk que juró morir por Alá
/Ultraderechistas y fundamentalistas cristianos pusieron precio a la cabeza de los miembros de Fearless Iranians from Hell, una de las bandas más provocadoras y misteriosas de todos los tiempos
Las banderas estadounidenses ardían sin cesar. El Presidente Carter era considerado el mismísimo demonio. El país enmudeció. Sucedió el 4 de noviembre de 1971 y duró hasta comienzos de 1981. La llamada «crisis de los rehenes de Irán» conmocionó al mundo entero. La nación más imperialista, el autonombrado gendarme mundial, por medio de sus empleados y diplomáticos, cautivos en su propia embajada durante 444 días, sufrió una enorme humillación. Carter llamó a las víctimas del secuestro «víctimas del terrorismo y la anarquía» y añadió que Estados Unidos no iba a ceder al chantaje. La resolución del conflicto no fue ninguna victoria para los estadounidenses y, desde entonces, el odio hacia Irán aumentó hasta convertir al país en uno de sus grandes «enemigos» internacionales. Las imágenes del secuestro y la desastrosa operación de rescate entraron en la cultura popular, pero sobre todo la figura del ayatolá, antecedente del Gran Archivillano para Estados Unidos.
Sin embargo, algo más tarde, en 1983, con el recuerdo aún presente, en un lugar como San Antonio, Texas, surgió una banda de punk con un nombre con capacidades explosivas: Fearless Iranians from Hell (F. I. F. H.), una especie de enemigo interior punk o un Jomeini con bandana. Y entonces se puso precio a la cabeza de sus miembros.
UNA YIHAD HARDCORE
«Varios grupos armados supremacistas del sur pusieron precio a las cabezas de los miembros de la banda, que aparecieron señaladas con una diana en varias webs ultraderechistas»
Sus orígenes comienzan precisamente con el clima antiamericano de los setenta en Irán. Al igual que sucedió en Inglaterra, adonde se trasladaron miles de iraníes, algunos de los cuales incluso se sumaron a la nueva ola de contestación musical formando grupos de punk, Amir Mamori hizo lo mismo. Texas, a comienzos de los ochenta, con el recuerdo de lo sucedido en Irán con la embajada y la revolución del ayatolá Jomeini cada día en televisión, era un hervidero de odio hacia Irán. También de punks, surgidos al día siguiente del famoso concierto de Sex Pistols en San Antonio durante su accidentada gira por el país. La forma que tuvo Mamori de contestar a aquella actitud que sufría a diario fue por medio de la música. F. I. F. H., en sus inicios, hacían un brillante crossover, una mezcla entre punk y metal que ya practicaban otras grandes bandas como DRI, Suicidal Tendencies, Gang Green, Cryptic Slaughter o Corrosion of Conformity, entre muchas otras. Antes de montar el grupo, habían fundado bandas de trash metal y punk como The Marching Plague, Prenatal Lust o Toejam. El punk se volvió más rápido y agresivo, en ocasiones violento. Los skinheads, la escena Oi! convivían con la fiebre por el skate y la velocidad. Al mismo tiempo, junto con la proliferación de la música disco y los boicots de los rockeros, Mamori y sus amigos solían hacer fiestas donde sonaba precisamente ese sonido repetitivo y enlatado. Incluso llegaron a grabar una maqueta, nunca publicada, titulada Dance for Allah.
Mamori hizo lo que nadie se atrevía a hacer: intentó visibilizar la xenofobia estadounidense por medio del sarcasmo, pero lo llevó a un nuevo nivel: compuso canciones cuyas letras «glorificaban» los atentados suicidas. Su banda, en el imaginario de Mamori, encabezaría la facción hardcore de la yihad venidera.
Su primera etapa, la más polémica, no fue fácil. Tocaban enmascarados y posaban como si fuesen terroristas. Emisoras de radio y revistas, grupos de neonazis y matones, policías y asociaciones cristianas, todos se lanzaron contra la banda, soñando con un ajusticiamiento popular o ser tiroteados durante los pocos shows que ofrecieron. No lo consideraban una sátira o una broma que pretendía abrir un debate prácticamente inexistente. El ayatolá y sus seguidores debían morir. Un pequeño sello militante, el californiano Boner Records (Fang, The Melvins, Tales of Terror…), fue el único que se atrevió a publicar material de la banda, un ep homónimo que incluía canciones como «Blow Up the Embassy» o «Iranian Klan» y que hoy es una codiciada pieza para coleccionistas. Sus portadas fueron censuradas. Casi ninguna tienda de discos se atrevía a poner a la venta su material. Los discos circulaban prácticamente de forma clandestina. Luego seguiría un primer disco con un título todavía más explícito, Die for Allah, que tuvo que ser publicado fuera del país, en Alemania, por el sello Big Takeover. Se dice que incluso enviaron copias del disco a la biblioteca pública de Teherán. Llegaba a incluir canciones cantadas en persa. La continuación, al año siguiente, parece hasta lógica: Holy War. Su tercer y último disco (salvo un recopilatorio que vio la luz más tarde) fue Foolish Americans.
«Varios grupos armados supremacistas del sur pusieron precio a las cabezas de los miembros de la banda, que aparecieron señaladas con una diana en varias webs ultraderechistas»
Mamori, auténtico cerebro de la banda y único iraní, abandonó el grupo antes de publicar su primer disco, pero siguió siendo uno más, aunque en la sombra. Posiblemente, las amenazas de muerte que recibió le empujaron a dar un paso atrás. Sin embargo, siguió escribiendo para el grupo y lo hizo con la misma temática que siempre: bonzos, bombas, inmolaciones y castigos ejemplares.
Existen escasas imágenes de F. I. F. H.. Y menos aún entrevistas (aunque aparecieron en cabeceras tan importantes como Sounds o New Musical Express). La razón, además de la estrategia comunicativa de la banda, eran razones de seguridad. Varios grupos armados supremacistas del sur pusieron precio a las cabezas de los miembros de la banda, que aparecieron señaladas con una diana en varias webs ultraderechistas. F. I. F. H. contactaron con un abogado que exigió a los administradores de la web que retirasen inmediatamente las amenazas e imágenes, algo que hicieron. El peligro era evidente. La banda se tomó en serio las amenazas que llegaban en pleno ascenso del movimiento paramilitar y neonazi en Estados Unidos y, sobre todo, en la zona de Texas. Sus letras, además, incorporaban aficiones y comportamientos típicos de la juventud estadounidense. «Iranians on Bikes», por ejemplo, toma un elemento de la cultura greaser y el pulp americano, las carreras de coches, pero sus protagonistas son inmigrantes iranís. «Iranian Hash» habla de Hassan i Sabbah, líder de la secta Los Asesinos, que solían actuar bajo los efectos de drogas. La canción servía de respuesta a la pretendida «guerra contra las drogas» de Ronald Reagan, entonces presidente del país.
Alguno de los miembros de su última formación, como su bajista, acabó entrando en míticos grupos punk como Butthole Surfers. La banda no llegó a ver caer las Torres Genelas. Una década antes se había disuelto con el mismo misterio con que empezaron. Mamori, después de todo, salió ileso.