El minimanual del guerrillero urbano de Carlos Marighella
/En 1969, el brasileño Carlos Marighella publicó el Minimanual del guerrillero urbano, un opúsculo en el que daba directrices sobre la lucha armada, que interesó por igual a los movimientos guerrilleros latinoamericanos, las Baader-Meinhof o el CESEDEN.
Mucho se ha hablado del El libro de cocina del anarquista, manual para hacer explosivos caseros, fabricar armas, preparar sabotajes, aprender a lanzar un cóctel molotov, sintetizar LSD y otras habilidades para la vida moderna. Escrito por William Powell y editado por Lyle Stuart en 1971, desde muy pronto se convirtió en un texto clásico de la contracultura por, entre otras cosas, los intentos de las autoridades estadounidenses para prohibirlo. Solo tras la venta de la editorial Lyle Stuart a Steven Schragis, que puso en marcha la editorial Carol Publishing, el libro salió del catálogo. Hasta entonces, la Primera enmienda protegió el contenido del libro como manifestación de la libertad de expresión de su autor.
No obstante y como sucede con muchos productos de cultura popular, el protagonismo y trascendencia del El libro de cocina del anarquista responde en buena parte a la hegemonía cultural de Estados Unidos. Unos meses antes se había editado en Brasil el Minimanual del guerrillero urbano de Carlos Marighella que, salvo en lo de sintetizar LSD en casa, mostraba muchas coincidencias con el libro de Powell. La diferencia es que no había sido escrito por un estadounidense sino por un brasileño y su finalidad no era que las élites diletantes pasaran el rato, sino preparar al proletariado para la guerrilla urbana.
Carlos Marighella había nacido en Salvador de Bahía en 1911, en una familia formada por un inmigrante italiano y una descendiente de esclavos. Muy joven se afilió al Partido Comunista Brasileño, en el que comenzó a desempeñar cargos de responsabilidad, lo que hizo que fuera detenido en varias ocasiones y encarcelado. En 1946 fue elegido diputado federal pero en dos años después, cuando el PCB fue ilegalizado, perdió su cargo y volvió a la clandestinidad.
Tras viajar por China y la Unión Soviética como representante del PCB, regresó a Brasil donde continuó con su actividad política hasta que, en 1964, cuando ya había triunfado el golpe militar contra João Goulart y se había instaurado la encabezada por Humberto de Alencar Castelo Branco, fue sorprendido en el interior de un cine por la policía que disparó contra él, lo hirió de bala y lo detuvo. Liberado en 1965, Marighella se replanteó su militancia política. Abandonó sus cargos en el Partido Comunista, participó en Cuba en una conferencia para analizar la situación de diferentes países latinoamericanos, fue expulsado por al PCB por su apoyo a la lucha armada y, tras la muerte de Ernesto Che Guevara, decidió crear un grupo de guerrilla urbana en Brasil.
Desde su fundación, la Ação Libertadora Nacional (Acción Libertadora Nacional) dejó muy claras sus intenciones: «todos somos guerrilleros, terroristas y asaltantes, no hombres que dependen de los votos de otros revolucionarios o de quien quiera que sea para desempeñar el deber de hacer la revolución. El centralismo democrático no se aplica a organizaciones revolucionarias como la nuestra».
Las primeras acciones de la ALN fueron expropiaciones de bancos, automóviles y cualquier otro material destinado a crear la estructura del grupo armado. Resuelta esta situación, comenzaron las primeras acciones políticas, como el secuestro del embajador estadounidense Charles Burke Elbrick. Realizada en colaboración con el grupo Movimiento Revolucionario 8 de Outubro (MR-8) este operativo forzó la libertad de quince presos políticos en manos de la dictadura, una cantidad que aumentaría hasta los cuarenta y cuatro presos cuando, poco tiempo después fue secuestrado el embajador alemán Ehrfried Von Hollenben.
A esas alturas, Marighella ya se había convertido en una verdadera molestia para la Dictadura Brasileña, que decidió acabar con él. De este modo, el 4 de noviembre de 1969, el guerrillero fue víctima de una emboscada en São Paulo y asesinado. Unos meses antes, en junio de ese año, había acabado su Minimanual del guerrillero urbano que, durante décadas, sirvió de guía para aquellos que quisieron saber algo más de la lucha armada, la practicasen o no.
Dividido en ocho capítulos, el Minimanual de Marighella explica de forma clara y sucinta nociones básicas de la lucha guerrillera. Por ejemplo, la desigualdad de fuerzas entre los guerrilleros y los cuerpos de seguridad del Estado, la importancia de la creatividad y la iniciativa de los militantes para intentar paliar esas diferencias, la necesidad de pasar desapercibido y los objetivos a corto y largo plazo de la lucha guerrillera. A corto, eliminar a los jefes de las fuerzas armadas y la policía y la expropiación de los recursos del gobierno y la oligarquía; a largo, la revolución proletaria.
A continuación Marighella repasa qué tipos de armas son las más adecuadas para una lucha de estas características, cómo conseguirlas, la importancia de saber manejarlas, la exigencia de no desperdiciar municiones y el tipo de enfrentamientos más habitual.
El siguiente capítulo, y tal vez el más interesante, aborda cómo se desarrolla la lucha guerrillera como enfrentamiento total. Es decir, no solo en lo que se refiere a operativos armados, sino a sabotajes, acciones de protesta en los centros de trabajo, las tácticas de calle, la distribución de propaganda y la guerra psicológica.
Por último, y antes de entrar a describir los perfiles de aquellos que podrían entrar en la guerrilla o ayudarla desde sus ámbitos personales o profesionales, Marighella señala cuáles son en su opinión los principales problemas que pueden truncar los éxitos de la lucha guerrillera. Por ejemplo, la falta de experiencia, subestimar al enemigo, alardear de los éxitos descuidando aspectos como la seguridad, intentar abarcar objetivos demasiado complicados para estructuras precarias como esas, actuar precipitadamente y, por último, atacar cuando el enemigo está especialmente enfadado.
Si bien el testimonio de Marighella resulta muy interesante para conocer la realidad de la lucha política en Iberoamérica y otros lugares del mundo durante las décadas de los 60 y 70, lo cierto es que su escrito nacido del entusiasmo da por buenos una serie de apriorismos que, en la realidad, se demostraron erróneos en su aplicación práctica. Por ejemplo, la autoridad moral que Marighella reconoce a cualquier guerrillero por el mero hecho de serlo, o dar por hecho el apoyo popular, al entender que el fin de la lucha armada es lo suficientemente valioso y emancipador para el conjunto de la población como para ser apoyado sin reservas por el proletariado.
En todo caso algo tendría de interesante el Minimanual del guerrillero urbano para que en 1972, el CESEDEN, Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional, publicara el texto de Marighella y lo utilizase como material para sus operaciones de contrainsurgencia.