«Es normal que me hayan pegado un tiro». El día en que Terra Lliure atentó contra Federico Jiménez Losantos
/Corría el mes de mayo de 1981 y el periodista Federico Jiménez Losantos, que había militado en las filas del maoísmo, era profesor en el Instituto Nacional de Enseñanza Media en Santa Coloma de Gramenet. El Viejo Topo le había concedido un premio y Ajoblanco publicó uno de sus más exitosos libros. También había sido uno de los firmantes del Manifiesto de los dos mil trescientos, publicado en enero de aquel año y en el que se denunciaba el «manifiesto propósito de convertir el catalán en la única lengua oficial de Cataluña». Nacionalistas e independentistas catalanes, como respuesta a la repercusión que tuvo la iniciativa, convocaron poco después una manifestación bajo el lema Som una nació («Somos una nación»).
En mayo, Losantos vivirá uno de los sucesos más trágicos de su vida. Dos miembros del grupo armado independentista Terra Lliure, a cara descubierta, le dispararon un tiro en una pierna, tras atarle y amordazarle en un descampado de Esplugues de Llobregat, Barcelona.
El plan estaba perfectamente diseñado. Cuando se disponía a aparcar el coche en el que viajaba junto a una profesora, en la confluencia de las calles de Guillermo Tell y del Príncipe de Asturias, en el barrio barcelonés de Gràcia, dos hombres les abordaron y amenazaron con pistolas provistas de silenciador. Entraron en el coche y les hicieron tomar la dirección de Esplugues de Llobregat. A la altura de la urbanización Ciudad Diagonal, junto a unas pistas de motocross, los bajaron del coche y condujeron a un descampado. Jiménez Losantos y la chica que le acompañaba, por separado, fueron atados y amordazados en unos algarrobos.
Uno de los dos individuos requirió la documentación al periodista. Una vez que comprobó su identidad, le preguntó si era uno de los que encabezaban el Manifiesto de los dos mil trescientos, a lo que respondió afirmativamente. A continuación, y tras manifestarle que le iban «a dejar un recuerdo», le disparó un tiro en la pierna, justo encima de la rodilla. Seguidamente, los agresores huyeron del lugar.
Poco después, la profesora logró desatarse y conducir al herido hasta la carretera. Un coche de la policía que patrullaba por la zona los recogió y condujo al herido al Hospital Clínico Provincial. Jiménez Losantos presentaba una herida en la pierna, con orificio de entrada y salida, causado por un proyectil de nueve milímetros parabellum. Le fue escayolada la pierna y se le recomendó reposo.
Terra Lliure, que reivindicó el atentado, no anunció su existencia hasta el mes de junio de ese año. Inmediatamente, el Periódico de Catalunya calificó los hechos como «un piernecidio», lo que levantó un gran escándalo. Armando de Miguel, criticando el atentado, escribió en Diario 16: «Supongo que alguien comentará ahora que los tiros a las piernas no son mortales. Se ve venir el comunicado oficial que se refiere a “elementos incontrolados”».
Losantos, décadas más tarde, lo recordó y explicó de esta manera: «¿Quién atacó ferozmente a los que nos oponíamos al proceso separatista catalán, desde el Manifiesto de los 2.300? Cebrián. ¿Quién lo apoyó siempre? González».