«Herr» Brian Jones, el rockero «nazi» que paseó por Munich
/En una de las fotografías pisaba una muñeca con sus botas impecables y con un uniforme auténtico de la Waffen-SS. En 1966 Brian Jones no dudó en aceptar ser retratado para la revista danesa Bogen. Los Rolling Stones eran la banda de rock más famosa de todos los tiempos y el escándalo no tardó en estallar. Aquella parodia, además, se había llevado en cabo en suelo alemán, en la castigada ciudad de Múnich, arrasada tras la Segunda Guerra Mundial, por lo que muy pocos entendieron el supuesto «sentido del humor» de Jones que antes había paseado por las calles de la ciudad con esta imagen, después de que el director de cine Volker Schlndorff les cediera la casa tanto a él como a su por entonces amante Anita Pallenberg. La actriz estaba rodando A Degree of Murder, dirigida por Volker, cuya banda sonora era de Brian Jones y que se estrenaría en abril de 1967. Volker, por su parte, que no estaba en la ciudad, se enteraría de lo sucedido más tarde, cuando se publicó la extraña sesión de fotos.
La imagen, aunque sin mostrar como aplastaba una muñeca, apareció en la prensa española, en La Hoja del Lunes, junto a una noticia en la que se daba cuenta del incremento de delitos en Italia.
«¿Cómo puede alguien sentirse ofendido cuando yo estoy en el otro lado? No soy simpatizante nazi».
Meses más tarde, en enero de 1967, en una entrevista con el periodista Keith Altham, ante el alúd de críticas negó que fuera simpatizante nazi: «Creo realmente que luciendo el pelo largo mientras visto un uniforme nazi dudo que nadie pueda no darse cuenta de que trata de algo satírico. ¿Cómo puede alguien sentirse ofendido cuando yo estoy en el otro lado? No soy simpatizante nazi». Sin embargo, quizás la polémica fue mayor porque Borge presentó el reportaje con una gran esvástica y, sobre esta, la palabra «Nazi». Brian Jones, con gesto serio, mira hacia la cámara, mientras en una de las imágenes la actriz posa junto a una muñeca y una especie de trofeo nazi.
Sin embargo, la imagen pasó a desfilar entre las excentricidades y extrañezas de la cultura popular y este «nazistonismo», como describe Jaime Gonzalo en el estupendo Mercancia del Horror (Libros Crudos, 2016), acabó convertido en arte de la mano del belga Guy Peellaert en su obra Rock Dreams (1973). En la obra, aparece el propio Brian Jones junto a Keith Richards (que años antes había lucido chaquetas del ejército nazi), y al resto de miembros de la banda, luciendo uniformes nazis y acompañados de niñas desnudas. Jagger, al fondo, posa con lencería femenina.
La imagen fue utilizada por Gabinete Caligari en su primer single, el más oscuro y denso, que se publicó a finales de 1982 en Tres Cipreses. Titulado Obediencia, la portada, diseñada por su batería Edi Clavo, reproducía una de las imágenes de la sesión publicada en Borge, en concreto aquella en la que se ve pisando una muñeca, pero esta es sustituida por un dibujo.
“Hola, somos Gabinete Caligari y somos nazis”
Durante años se habló de la extraña portada. Jaime Urrutia, cantante y guitarrista del grupo, lo ha explicado una y otra vez, como en esta entrevista concedida a Babelia, en noviembre de 2014: «Bueno, la cosa venía de los Sex Pistols, con sus cruces gamadas; los Clash, con ropa paramilitar… Brian Jones, de los Rolling Stones, también vistió de nazi, y utilizamos su imagen en Obediencia. La estética era bonita y acojonante. Y en aquella época tenías que epatar. Por eso dije aquello de “Hola, somos Gabinete Caligari y somos nazis [...]”. Fue en 1981. En aquella época estábamos en plena Transición, todo el mundo iba de colega y del PSOE. Y nosotros queríamos epatar. Eduardo Benavente lo hacía más por la vía del sadomaso, y nosotros lo hacíamos por lo cultural e histórico. Nos costó muchos disgustos. Tuvimos amenazas de ETA en el País Vasco. El Egin nos llamó fascistas, cuando ya hacía ocho años de la frase. Mis amigos me dijeron que me había pasado un poco, pero yo me había tomado dos whiskys, era el primer concierto de Gabinete, en el Rock-Ola… Yo que sé. Son pecados de juventud. Me arrepiento».
Inicialmente, ciertos sectores de la ultraderecha española, tuvieron a la banda como «una de las suyas». Un crítico del periódico fascista El Alcázar, vinculado a Fuerza Nueva y más tarde a Juntas Españolas, tras enterarse del polémico saludo con que comenzó el show, acudió al siguiente. Más tarde, el periódico dió cuenta del concierto con un artículo titulado «Música para las camisas negras de Mussolini».