La chica que (realmente) soñó con una caja de cerillas y un bidón de gasolina
/Rompedora, incansable, provocativa. En julio de 1979 se publicó el cuarto número del fanzine Bikini Girl, una hermosa publicación realizada por la incansable Lisa Baumgardner Falour quien, a comienzos de los setenta, se había instalado en Nueva York y publicado un influyente fanzine llamado Modern Girlz. Bikini Girl, del que se producían 1000 ejemplares, se inspiraba en las pin ups, el feminismo y la cultura pop, llegando a ejercer una gran influencia en las feministas americanas de los primeros ochenta, sobre todo vinculadas al pop, el punk o el arte de vanguardia. Bikini Girl era rematadamente inspirador. Unía moda con arte, ideas políticas que visibilizaban a esta otra Nueva York: chicas organizándose, artistas radicales y glamour donde solo había tierra quemada. Nueva York, tras la crisis económica de los setenta y la imagen de descampados, solares y edificios abandonados.
Su relación con el rock and roll, en medio de una ciudad como Nueva York que contaba con uno de los ambientes punk más rompedores, era evidente. Tras la no wave y la emergencia del punk, la ciudad se había convertido en una de las grandes capitales del rock and roll y Bikini Girl fue resultado de todo eso, hasta el punto de que uno de los lemas de la publicación fue: «Llévate un buen chorro de auténtico rock and roll y sonido guay con Bikini Girl», adelantando el movimiento que, a comienzos de los noventa, se llamó «riot grrrl» de la mano de Kathleen Hanna, Tobi Vail y su banda Bikini Kill.
La estética de Bikini Girl era la de un fanzine tradicional, aunque bellamente editado, donde los intereses de Lisa alcanzaban también a figuras masculinas y referentes de la escena más radical, como el escritor William Burroughs, que aparece en este número. No era la primera ocasión en que Lisa se había interesado por Burroughs, y en su número 2 se reprodujeron varias fotografías tomadas al escritor.
Igualmente, Lisa realizó algunas pequeñas películas, como Girl Pack (1979), un gran testimonio visual de aquella fascinante Nueva York donde un grupo de chicas pasea por edificios desvencijados. La particularidad que tiene la cinta es que, además, fue grabada en el edificio en que vivía Lisa y tenía su sede la publicación, concretamente en el 256 de East Tenth. Allí aparecen varias de sus amigas y colaboradoras, como Haruko Hulse, Lauren Agnelli, Miriam Linna, Barbara Tait o Natalia.
El número 4 está escaneado completo aquí:
http://cdn.realitystudio.org/images/bibliographic_bunker/bikini_girl/bikini-girl.vol1.no4.pdf
En los años ochenta, ya convertida en icono contracultural, Lisa se dedicó al bondage y el sadomasoquismo, hasta el punto que fue elegida por el mundo cultural de la ciudad como la «mejor dominatrix de los ochenta en Nueva York». Todas estas experiencias fueron relatas por ella misma en su autobiografía, que publicó bajo el título de I was for sale. Confessions of a bondage model. Falleció en febrero de 2015.