La Iglesia de los Fantasmas
/Se la conoce como la iglesia «encantada» de Luková, en la República Checa. Hoy es uno de los templos más extraños y espeluznantes de Europa: una treintena de «fantasmas» son sus feligreses.
A lo largo de su historia ha vivido toda clase de tragedias, como incendios, devastaciones de todo tipo y también saqueos. Sus pocos feligreses fueron perseguidos, acosados, exterminados. La fecha más antigua acerca de su construcción se remonta a 1352, pero ya entonces parecía un edificio maldito, un lugar que irremediablemente atraía al fuego. Pero no un fuego «redentor», sino uno que la dejó casi en ruinas en varias ocasiones, mientras los habitantes de la zona hacían lo imposible por volverla a levantar. En 1968, sin embargo, un último incendio la consumió por completo mientras todo el país vivía la llamada Primavera de Praga, una vasta rebelión contra el estalinismo y en defensa de la libertad.
Caerían, con el tiempo, muros. También los de la iglesia. Hasta que hace unos años un joven escultor, Jakub Hadrava, decidió emprender un arriesgado proyecto que recordase, además, los terribles sucesos vividos en la zona con la dominación nazi en Luková, en su momento parte del imperio Austro-Húngaro y que se convirtió en parte de Checoslovaquia después de la Primera Guerra Mundial. En 1938, los nazis anexaron esta área a Alemania y declararon a todos los habitantes de habla alemana como alemanes. Hubo persecuciones, encarcelamientos y asesinatos. Más tarde, cada vez que se comenzaba su reconstrucción era objeto de saqueos y vandalismo. Así que se decidió que el lugar sería austero, sin nada que robar, casi desnudo.
Hadrava, que entonces estudiaba en la Universidad de Bohemia Occidental, contó con el apoyo de las autoridades religiosas, que casi habían dado por perdida la iglesia. Para el artista la iglesia estaba habitada por fantasmas, los de los desaparecidos, que en realidad fueron sus compañeros de estudios, una treintena, que aceptaron hacer de modelos y envolverse en plásticos para que este realizase los moldes. Aparecen desperdigados por la estancia, en señal de recogimiento o devoción, pero el efecto es bastante espeluznante en esta, una de las iglesias más extrañas de Europa.
Desde que la iglesia «encantada» de Luková (como se la conoce popularmente) está repleta de fantasmas, se ha convertido en un lugar de visita obligada en la zona. Los visitantes dejan limosnas, que han servido para irla arreglando poco a poco. Y celebra misas «normales», aunque pueda parecer lo contrario a juzgar por su aspecto sórdido.