La X señala el lugar: reconstruyendo la escena del crimen

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Un reportero de sucesos de Chicago publicó en 1928 una escalofriante colección de artículos y fotografías en la que detallaba el ascenso de Al Capone. Su contenido era tan veraz y explícito que estuvo a punto de costarle las piernas, antes de que los ejemplares fueran secuestrados de los quioscos por los matones de “Caracortada”.


Un agente de policía señala el punto exacto donde John Dillinger fue abatido a balazos a la salida de un cine el 22 de julio de 1934. Su dedo apunta al charco de sangre que el cuerpo ha dejado sobre el pavimento. Sin embargo, en ausencia del cadáver, la huella del crimen no implica necesariamente la certeza de su muerte. El índice que señala es un mero indicio, no una prueba. En términos lingüísticos, existe una relación de continuidad entre el signo y su significado, es decir, una cosa es consecuencia de otra, pero este índice no afirma nada; solo dice «¡Ahí!».

La clave para interpretar la imagen nos viene dada por el titular y el pie de foto: «Dillinger cazado en Chicago -certificó el Chicago Daily Tribune- Mataron a Dillinger aquí». Para conocer la verdad, tendremos que buscarla en otro lado: sesenta y cuatro páginas en formato revista e impresas en papel barato bajo el título X Marks the Spot: Chicago Gang Wars in Pictures (1930). Aunque su autor no gozó de la fama y el prestigio de Ben Hecht y Charles MacArthur (en parte, por tomar la prudente decisión de no firmarlas) su dominio del argot gangsteril y la frase chispeante hicieron de Hal Andrews un hábil cronista de los bajos fondos durante la Ley Seca.

Antes de convertirse en reportero de sucesos para el Herald Examiner, Andrews había publicado sus primeros artículos como freelance en diferentes periódicos de la ciudad y se creía de vuelta de todo… Hasta que vio aquellas fotografías de en el despacho del editor. Al preguntarle si estaría dispuesto a publicarlas en primera plana, obtuvo la típica evasiva como respuesta. Por aquel entonces, la prensa se limitaba a acompañar los artículos con un par de instantáneas de la escenas del crimen con una X que señalaba el lugar donde yacían los cuerpos antes de ser retirados. De ahí el título del libro con el que Andrews decidió mostrar la cruda realidad a sus lectores, sin escatimar ni una sola gota de sangre, con la esperanza de borrar a los gangsters de las calles de Chicago de una vez por todas. Y no solo de las fotos.

DOS FOTOGRAMAS DE ‘SCARFACE’ (HOWARD HAWKS, 1932)  QUE ALUDEN A LA REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE LA ‘X’ EN LA MATANZA DE SAN VALENTÍN.

DOS FOTOGRAMAS DE ‘SCARFACE’ (HOWARD HAWKS, 1932) QUE ALUDEN A LA REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE LA ‘X’ EN LA MATANZA DE SAN VALENTÍN.

La tinta salpica más que la sangre y su rastro es mucho más difícil de borrar.

Siete equis eran demasiadas para una misma portada, así que los diarios de tirada nacional expusieron los cuerpos acribillados de los mafiosos para denunciar hasta qué punto el clima de violencia se había vuelto insoportable. Y aunque algunas cabeceras optaron por manipular los fotolitos en un vano intento por mitigar el cruento baño de sangre, La Matanza de San Valentín causó una gran conmoción en la opinión pública y marcó un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado. Para entonces, Al Capone ya era un símbolo, y terminar con su imperio, una cuestión de Es­tado. Los rumores sobre que la policía podría estar involucrada avivaron las acusaciones de corrup­ción institucional en Chicago y el gobierno federal encomendó la tarea de derribar su organización al incorruptible Eliot Ness.

LOS INVESTIGADORES DE LA POLICÍA DE CHICAGO RECREAN LA MATANZA DE SAN VALENTÍN (1929). COLECCIÓN DE JOHN BINDER.

LOS INVESTIGADORES DE LA POLICÍA DE CHICAGO RECREAN LA MATANZA DE SAN VALENTÍN (1929). COLECCIÓN DE JOHN BINDER.

Georges Bataille escribió sobre un libro que había dejado de existir y que trataba, precisamente, de la ausencia del cuerpo del delito.

Entre tanto, Andrews emprendió su cruzada personal contra el Enemigo Público No. 1. Sirviéndose de contactos dentro de las redacciones de los principales periódicos locales, compró los negativos desechados que todavía conservaban en sus archivos fotográficos y editó su propia versión de los hechos. El escándalo fue instantáneo, tanto por la profusión de datos y fuentes consultadas como por las crudas imágenes que los corroboraban. «X Marks the Spot publica esas imágenes por primera vez. El cadáver del gangster que fue borrado y sustituido por una X se restaura tal y como lo vio la cámara. Has leído la misma historia innumerables veces, pero ahora, por primera vez, puedes verla». En ese sentido, el mismísimo Georges Bataille se interesó por la publicación, al considerarla un síntoma de la transformación moral frente a la representación de la muerte violenta. «Parece que las ganas de mirar prevalecen sobre la repugnancia y el pavor», reflexionaba en su reseña para la revista Documents.

COMPARATIVA ENTRE LAS FOTOGRAFÍAS DE LA ESCENA DEL CRÍMEN Y LAS PUBLICADAS POR LOS PERIÓDICOS DE LA ÉPOCA. ARRIBA: WISCONSIN NEWSPAPER. ABAJO: HERALD EXAMINER. AMBAS EN PORTADA DEL 15 DE FEBRERO DE 1929.

COMPARATIVA ENTRE LAS FOTOGRAFÍAS DE LA ESCENA DEL CRÍMEN Y LAS PUBLICADAS POR LOS PERIÓDICOS DE LA ÉPOCA. ARRIBA: WISCONSIN NEWSPAPER. ABAJO: HERALD EXAMINER. AMBAS EN PORTADA DEL 15 DE FEBRERO DE 1929.

«Parece que las ganas de mirar prevalecen sobre la repugnancia y el pavor»

Mientras tanto, el reguero de pólvora recorría el país de costa a costa. En Nueva York, John Sumner, secretario de la Sociedad para la Represión del Vicio y el Delito, amenazó con emprender acciones legales contra los distribuidores; mientras, en Chicago, los hombres de Al Capone visitaban los quioscos, requisaban ejemplares e intimidaban a los libreros para quitarlos de la circulación. Moralistas y criminales se empeñaron en hacer que el libro desparezca para siempre y, de hecho, estuvieron a punto de conseguirlo, obligando al propio Andrews a dar la cara en Real Detective Magazine. En un gesto desafiante, el periodista compró un anuncio a página completa ofreciendo a los lectores la posibilidad de adquirirlo por correo y a precio rebajado. La operación de marketing fue un éxito y las tiradas restantes se agotaron rápidamente.

ANUNCIO PUBLICADO EN REAL DETECTIVE MAGAZINE (octubre de 1932)

ANUNCIO PUBLICADO EN REAL DETECTIVE MAGAZINE (octubre de 1932)

Que un filósofo francés escribiera sobre un libro que había dejado de existir y que trataba, precisamente, de la ausencia del cuerpo del delito, no podía resultar más apropiado. Pero la tinta salpica más que la sangre y su rastro es mucho más difícil de borrar. Por eso, no es de extrañar que Harry Madigan montara en cólera cuando Andrews se presentó en su taberna. En el pasado había formado parte de la mafia irlandesa, pero hacía años que llevaba una vida tranquila como hostelero y le indignó profundamente que se le relacionara con Capone, a colación del asesinato de unos hampones a las puertas de su establecimiento. Aclarado el malentendido, Andrews le prometió que retiraría la mención al Pony Inn en futuras ediciones, pero cuando estas llegaron ya era demasiado tarde y Madigan se había desecho ya del negocio.

Hoy en día, los originales de X Marks the Spot siguen siendo fáciles de detectar: la mayoría presentan manchas de humedad en la cubierta y páginas intonsas, con los bordes sin cortar, fruto de su precipitada (y casi clandestina) impresión. Con motivo de su reedición en el Reino Unido, décadas más tarde, se respetó íntegramente su contenido, llegando incluso a reproducir la etiqueta de derechos de autor de 1930. Pero si eres como “Caracortada” y no te gusta ensuciarte las manos, puedes descargar aquí la versión digital.

Policía señalando la ubicación de los cadáveres de los rivales de Al Capone (1930). Fotógrafo desconocido.

Policía señalando la ubicación de los cadáveres de los rivales de Al Capone (1930). Fotógrafo desconocido.

FOTOGRAMA DE ‘SCARFACE’ (HOWARD HAWKS, 1932)

FOTOGRAMA DE ‘SCARFACE’ (HOWARD HAWKS, 1932)

DOS EJEMPLOS DE PUBLICACIONES SENSACIONALISTAS QUE SIGUIERON LA ESTELA DE ‘X MARKS THE SPOT’ (CIRCA 1930)

DOS EJEMPLOS DE PUBLICACIONES SENSACIONALISTAS QUE SIGUIERON LA ESTELA DE ‘X MARKS THE SPOT’ (CIRCA 1930)

CARTEL ORIGINAL DE ‘X MARKS THE SPOT’ (ERLE KENTON, 1942), PELÍCULA DE SERIE B PROTAGONIZADA POR UN DETECTIVE PRIVADO Y UNA PERIODISTA ENFRENTADOS A UNA BANDA DE CONTRABANDISTAS… DE CAUCHO.

CARTEL ORIGINAL DE ‘X MARKS THE SPOT’ (ERLE KENTON, 1942), PELÍCULA DE SERIE B PROTAGONIZADA POR UN DETECTIVE PRIVADO Y UNA PERIODISTA ENFRENTADOS A UNA BANDA DE CONTRABANDISTAS… DE CAUCHO.