Lovecraft y Alan Moore también fueron punks
/La voz de Víctor, cantante de Vómito, sonaba fantasmagórica e imponente. Existían pocas bandas con aquel sonido (guitarras con efectos y canciones no excesivamente rápidas) y, sobre todo, con aquella voz y aquellas letras. A un paso de la locura (Discos Suicidas, 1990), el disco que marcó una cierta ruptura con el sonido más punk de su disco Vómito (Discos Suicidas, 1987), hizo que muchos punks pensasen que habían abandonado el estilo.
Pero no era así, ni mucho menos. Lo que salió de aquel disco fue una ventana abierta a un mundo dominado por las pesadillas y el horror, un verdadero tributo a la afición de Víctor y del resto de la banda por la ciencia ficción, los cómics o la lectura del periódico El Caso. Vómito fue la primera banda punk que puso música a la literatura de H. P. Lovecraft y Alan Moore, sobre todo en dos temas de aquel histórico disco.
El primero, «Mirando al abismo», y su memorable estribillo que advertía: «Nunca luches contra monstruos / conviértete en uno más / Si miras fijamente al abismo su mirada te devorará», inspirado en Alan Moore y su novela gráfica The Wacthmen (1986-1987), concretamente en el personaje de Edward Blake / El Comediante, un tipo contradictorio y atormentado que Richard Reynolds describió como «despiadado, cínico, nihilista, y sin embargo capaz de un conocimiento más profundo que los otros en el papel de héroes disfrazados». En realidad, se trataba de uno de los personajes del cómic citando una frase obra de Nietzsche en Más allá del bien y del mal (1886), aunque la traducción posiblemente no fuese exacta. La frase, a su vez, parece haberse inspirado en una cita bíblica del Salmo 42:7 que dice: «Un abismo atrae a otro abismo».
La letra de «Mirando al abismo» decía:
«Una bonita mariposa, tras ella una violación. Una niña descuartizada, en forma de bonita flor. Miles de formas adoptan tu rostro, esconde tu dolor. Mientras el odio marca el ritmo al que late tu corazón. Bailando al borde del abismo, perdiendo la razón. A un solo paso de la locura o de convertirte en dios. Viste las entrañas del mundo, el negro era su color y ahora ya sabes, estamos solos, solos con el terror. Nunca luches contra monstruos, conviértete en uno más. Si miras fijamente al abismo su mirada te devorara».
La segunda canción de la que hablamos torcía su mirada hacia Lovecraft. Era la inmensa «En las montañas de la locura», título de una de sus grandes novelas. La letra era sencilla y breve: «Estás en las montañas de la locura», repetía una y otra vez la abisal voz de Víctor, que nos dejaría en 1995.