La mascota «antifascista» de Lavapiés


El popular barrio de Madrid, de manos de sus vecinas, entregó una muñeca al general republicano Julio Mangada, considerado como un «héroe del pueblo»

Julio Mangada no pasó a la historia por ser uno de los precursores del esperanto y un reconocido masón, que lo fue, sino como uno de los jefes militares republicanos más célebres, una vez proclamada la Guerra Civil  y al frente de la Columna Mangada, con la que participó en la llamada batalla de Guadarrama. Inicialmente cosechó varios éxitos militares, lo que supuso que fuese conocido como «el general del pueblo». El 21 de agosto el alcalde Pedro Rico López le otorgó la Medalla de Oro de Madrid y los milicianos incluso lo pasearon a hombros por la Puerta del Sol. El 3 de octubre de 1936, tras una feroz resistencia del pueblo madrileño, la revista Estampa recogió la insólita noticia de la entrega de una mascota «antifascista» (una pequeña miliciana hecha de tela) que unas vecinas de Lavapiés hicieron en honor suyo y dieron a su esposa.

La muñeca del general (Estampa, 3 de octubre de 1936)

La muñeca del general (Estampa, 3 de octubre de 1936)

«El suceso ha tenido lugar en el corazón de uno de los barrios más populares de Madrid: el barrio de Lavapiés. Gesto sencillo en su apariencia externa, pero magnífico en su espontaneidad y en el anhelo espiritual que encierra. El pueblo de Madrid guarda para sus héroes lo más puro de su alma y se lo ofrece sin otras alharacas que su propia donosura y su fino sentido del deber. Y este es el caso de Conchita Redondo y de Teresa Ar­dura, dos muchachas madrileñas que han querido rendir el homenaje de su admiración a una de las figuras más destacadas en estos momentos: el coronel Mangada. Este ilustre militar cuenta desde ahora con una mascota.

Todos los vecinos de la popular calle se unieron para aclamar a la señora de Mangada al terminar la entrega de la mascota. En la sencilla fiesta popular intervino hasta una niña de diez años, Dolores Valencia, quien leyó unos versos de salutación, escritos por ella misma, y dedicados a la esposa del caudillo popular. ¿Hecho trivial, insignificante? No tanto. Las cosas no son por lo que parecen, sino por lo que simbolizan. Esta mascota, regalo del Socorro Rojo Internacional, necesitaba para llegar a serlo realmente del auxi­lio de unas manos femeninas que le dieran carácter y significación. Conchita y Teresa se ofrecieron gentilmente a realizar esta obra.

«Nuestra labor no valdrá gran cosa, considerada artísticamente, pero hemos puesto en ella todo el entusiasmo y las simpatías que en nosotras despierta el héroe»

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—Nosotras —nos dicen con palabra emocionada las muchachas— que­ríamos expresar de algún modo la profunda gratitud que el pueblo guarda para sus defensores. Nuestra labor no valdrá gran cosa, considerada artísticamente, pero hemos puesto en ella todo el entusiasmo y las simpatías que en nosotras despierta el héroe. La señora de Mangada, en compañía de una re­presentación del Socorro Rojo Internacional, ha llegado a la casa número 40 de la calle de Lavapiés a recibir, en nombre de su esposo, la mas­cota. Los vecinos de la casa se suman a este ho­menaje de admiración por el ilustre coronel y lo testimonian ofreciéndole a doña Josefa Sanz de Mangada, entre aplausos y vítores, un precioso ramo de flores rojas como la sangre de los com­batientes caídos en la lucha».           

Pancarta realizada por mujeres madrileñas en honor de los combatientes de la Columna Mangada (Estampa, 5 de septiembre de 1936)

Pancarta realizada por mujeres madrileñas en honor de los combatientes de la Columna Mangada (Estampa, 5 de septiembre de 1936)