Nuestros locos años veinte (V): Tristan Tzara en Madrid


En 1929, uno de los fundadores del dadaísmo visitó la legendaria Sagrada Cripta del café Pombo de Gómez de la Serna. Fue descrito como el hombre del «monóculo agresivo»

Fue lo más parecido que hubo al Cabaret Voltaire, un local angosto, soterrado, habitado por tipos de figuras hambrientas, bruitistas y delirantes, presurrealistas habituados a los juegos de la sinrazón y el caos, la Sagrada Cripta del Pombo, en los mismos bajos del café Pombo, situado a un paso de la Puerta del Sol (Carretas, 4), era como estar en Zúrich. Ramón Gómez de la Serna lo fundó en 1915 y, desde entonces, los sábados por la noche (muy entrada la noche) daba cobijo a los seres más singulares del ultraísmo, nuestra vanguardia por excelencia.

Fachada del café Pombo

Fachada del café Pombo

Últimos años de la tertulia del Pombo. Preside Gómez de la Serna. Fotografía: Alfonso Sánchez Portela (1932)

Últimos años de la tertulia del Pombo. Preside Gómez de la Serna. Fotografía: Alfonso Sánchez Portela (1932)

Gómez de la Serna, líder absoluto, era el autonombrado «El Presidente de los jóvenes poetas viejos», mientras que los asistentes a su tertulia fueron bautizados como los «jóvenes poetas viejos» y atacados por los habituales de un café que estaba muy cerca de allí, en el número 3 de la calle Alcalá. Pombistas y seguidores de Rafael Cansinos Assens, que atestaban las mesas de mármol del Café Colonial, se tenían inquina. Se atacaban y, a veces, lanzaban exabruptos que presagiaban la violencia ultraísta. Allí, en el Colonial, estaban los tres «presidentes Dadá» nombrados por Tristan Tzara: Cansino Assens, Guillermo de Torre (cuya correspondencia con el primero refleja un proceso que pasó de la adoración a la distancia) y el desastrado Rafael Lasso de la Vega, el poeta vagabundo que murió aplastado por las puertas giratorias del Ateneo sevillano. Guillermo de Torre llegó a publicar poemas en 391, la legendaria revista de Picabia en su etapa barcelonesa.

Tristan Tzara

Tristan Tzara

Tzara, tras su aclamada llegada al París presurrealista, leyendo un manifiesto en las puertas de la iglesia de St. Julien le Pauvre (1921). Fotografía: Bibliothèque Littéraire Jacques Doucet

Tzara, tras su aclamada llegada al París presurrealista, leyendo un manifiesto en las puertas de la iglesia de St. Julien le Pauvre (1921). Fotografía: Bibliothèque Littéraire Jacques Doucet

«El Rey Dadá desciende por las escaleras del Pombo y se adentra en la Cripta. Gómez de la Serna, eufórico y con su velocidad y brillantez de palabra habituales, hincha el pecho»

Pero lo cierto es que el gran Tristan Tzara, uno de los principales fundadores del Dadá y, por entonces, enemistado inicialmente con los surrealistas capitaneados por André Breton y, ese mismo año de 1929, vuelto al redil. Marxista confeso pero primer y último dadaístas según sus propias palabras, que siempre intentó demostrar que él había sido el responsable de la anarquía del Dadá. En mayo de 1929, durante su paso por Madrid, visitó la redacción de La Gaceta Literaria, que recogió el acontecimiento de esta manera: «Tristan Tsara y Madame Tsara. Nos lo cuenta el investigador Miguel Molina Alarcón. Él, con su monóculo agresivo, su próximo libro “L'homme approximatif”, su estaturilla impertinente y violenta, dulcificada por el halo rubio y nórdico de Madame Tzara, delicada como cerámica danesa». El hombre aproximativo terminaría publicándose un poco más tarde, en 1931. No fue su única visita. De pronto, llega algo histórico, el momento en que el Rey Dadá desciende por las escaleras del Pombo y se adentra en la Cripta. Gómez de la Serna, eufórico y con su velocidad y brillantez de palabra habituales, hincha el pecho. Lo sucedido lo contó más tarde en el periódico del café Pombo editado por él mismo:

Tzara visita La Gaceta Literaria (1 de mayo de 1929)

Tzara visita La Gaceta Literaria (1 de mayo de 1929)

Tzara visita el Pombo (Gaceta de Pombo, mayo de 1929)

Tzara visita el Pombo (Gaceta de Pombo, mayo de 1929)

«Pombo se jovializó de mayor contraste que nunca. ¡Qué bien brillaba el monóculo de Tzara sobre las paredes atónitas!

—“Aquí se sentó Picasso cuando le dimos un banquete, hace algunos años"—le dije— y eso le reconfortó. Después, en seguida, comenzó a darse cuenta de la impulsión de contrastes y silencios que nos reúne allí. Todos recordamos con elogio y afecto a Guillermo de Torre. […] Y este Tristán Tzara, que ha sido el antifilósofo y el antiretórico y el antitodo, ahora se pasea por el mundo con su bella esposa, una distinguida dama sueca, y con un niño que ya tiene dos años. Solo le preocupa la poesía y va a escribir libros de tres mil páginas, conteniendo un solo y largo poema”».

 

Tzara habla al pueblo de Barcelona (Nuestra lucha, 22 de noviembre de 1936)

Tzara habla al pueblo de Barcelona (Nuestra lucha, 22 de noviembre de 1936)

Tzara y otros intelectuales extranjeros con la causa antifascista (El Liberal, 8 de noviembre de 1936)

Tzara y otros intelectuales extranjeros con la causa antifascista (El Liberal, 8 de noviembre de 1936)

«El fascismo se ensañó con él y los otros, a los que tildó de “gallofa falta de virilidad para luchar en las trincheras” e “intelectualoide”».

No fue la última vez que visitó nuestro país. Ya convertido a la causa antifascista, al igual que decenas de intelectuales (en su caso, un «antiintelectual») acudió a la llamada de la República. El fascismo estaba a las puertas de Madrid. Sucedió en dos ocasiones, en 1936 (su experiencia en el frente se recoge en su artículo «Espagne 1936». En noviembre visitó Madrid y Barcelona con una delegación de intelectuales antifascistas, llegando a hablar por la radio en la ciudad condal) y 1937 (en este caso, con 41 años, acudió el 4 de julio de 1937 en la Sala de Sesiones del Ayuntamiento de Valencia de este Segundo Congreso Internacional de Escritores a intelectuales Antifascistas como él y André Malraux, Octavio Paz, Alejo Carpentier o Pablo Neruda, entre otros. También se celebró en Madrid y Barcelona). El fascismo se ensañó con él y los otros, a los que tildó de «gallofa falta de virilidad para luchar en las trincheras» e «intelectualoide».

La prensa fascista y Tzara (El avisador numantino, 12 de enero de 1938)

La prensa fascista y Tzara (El avisador numantino, 12 de enero de 1938)

Más tarde dedicó uno de sus poemas a la reciente muerte de Lorca. Lo escribió en francés, menos unas palabras que oía por las calles de Madrid y que despertaron su curiosidad. Para él, eran palabras dadaístas, que sonaban en las esquinas y puestos de verduras: «alcachofas, alcachofas». El sendero de las estrellas del mar, que así se llamaba, decía:

«Ábrete corazón infinito

para que el camino de las estrellas penetre

en tu vida innumerable como la arena

y la alegría de los mares

que contenga el sol

en el pecho donde brilla el hombre de mañana

el hombre de hoy por el camino de las estrellas de mar

ha plantado el avanzado signo de la vida

tal como debe vivirse

el vuelo del pájaro libremente escogido hasta la muerte

y hasta el fin de las piedras y las edades

fijos los ojos en la única certidumbre del mundo

de donde gotea la luz alisando el haz del suelo»